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El complemento perfecto

by on 24/11/2018
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Nunca me había dado un masaje y, a priori, no es que fuera algo que me atraiga mucho. Tras los baños árabes y, puesto que venía incluido como regalo, me di un masaje relajante de una hora. ¡No imaginaba lo que me había perdido!. Pasar por La Almazara y no dejarse caer en las manos de Marta es como ir a Roma y no ver al Papa.

F. Merino.


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